Quedarme aquí es ofrecer mis rodillas
a las promesas de la nostalgia
y a esas mentiras que aún flotan
en todos los litros de Alhambra
o el humo de un Chester.
Sería volver a destripar a mis peluches
y ahogar en tinta mis labios,
para dejar hablar al miedo
cada vez que sonría Regan
o no soporte el vacío de la muerte.
Quedarme aquí es buscar la nieve,
la huella y no el camino,
asesinar la luz.
Admito la tristeza,
pero como Kaji,
también los abrazos.
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